Bienvenidos a este pequeño rincón de imaginación, magia y una pizca de locura. Para quienes se pregunten quién soy, soy una enamorada de la vida y la lectura, con mil sueños y delirios de escritora. ¿Qué vais a encontrar aquí? Todo lo que te puedes encontrar, precisamente, entre las páginas de un libro: historias, fotos, dibujos, recuerdos, reflexiones, susurros de otros tiempos, un poco de poesía, alguna sátira,… y, escondida entre las letras, un poco magia.

Así que no os quedéis en la portada, pasad y disfrutad de vuestro viaje por este mundo Entre las páginas de un libro.


martes, 17 de abril de 2012

Tiempo

Parémonos a pensar solo por un momento. Miremos a nuestro alrededor, ignoremos todas y cada una de las conversaciones que están teniendo lugar a nuestro alrededor. Escuchad vuestro corazón latir dentro de vuestro pecho.

Todo ha pasado muy deprisa y ni siquiera nos hemos dado cuenta. Estamos inmersos en nuestra rutina, en la velocidad de nuestro día a día. Vamos de aquí para allá desde que nos despertamos hasta la hora de dormir. No paramos en ningún momento a pensar que ya ha pasado. Seguramente aún no seáis conscientes de ello, pero estamos ya en el 2012, (y ahora seguramente pensareis que me he vuelto loca, ¡cómo no vais a saber el año en el que estamos! Pero no, no habéis entendido nada, no veis lo que quiero decir). No os dais cuenta que todo ya ha pasado, que hace muy poco éramos simples niños que jugaban a ser mayores, y ahora que ya lo somos no nos hemos dado cuenta. Hace sólo unos meses estábamos en el 2011, y todo lo que hoy estamos viviendo se nos antojaba muy lejano, pero no era así, esos momentos ya han llegado, y algunos ya se han ido.

Apenas hemos sido cocientes del paso de los años, y ahora miramos atrás con añoranza pensando en los tiempos pasados, arrepintiéndonos de no haber podido disfrutarlos más, y mientras desperdiciamos el tiempo presente.

Y seguramente, tampoco os habéis fijado del todo que ese futuro con el que soñábamos ya ha llegado y ya se está yendo sin que nos demos cuanta, porque estamos demasiado ocupados pensando ya qué haremos en un futuro, soñando con que llegue el fin de semana, las vacaciones, ... Demasiado ocupados mirando nuestras agendas e intentando organizar momentos que aún no han llegado en vez de vivir los momentos de hoy.  Sin apreciar esa sonrisa que nos brinda un amigo al vernos llegar a clase, o al trabajo,... o de esa mariposa que ha pasado por tu lado anunciándote que la primavera ya está aquí, exhibiendo sus mejores galas, solo para nosotros. Pero estamos demasiado ocupados para fijarnos.

Pero sigue ahí, por si decidimos cambiar de idea, cerrar nuestra agenda y tumbarnos a disfrutar del día o salir ala calle a ver qué hay de nuevo.

El pasado es historia,
            el futuro aún es un misterio,
                                     el presente es un regalo.

miércoles, 4 de abril de 2012

El pintor de almas (IV)

A continuación Laurien sacó con parsimonia, una bonita daga de debajo de su corpiño, y se quedó contemplándola durante un par de segundos y se la entregó al guardia que tenía cogida a Iris. Esta intentó zafarse de él, pero este la sujetó con más fuerza.
-¿Harás ahora lo que te pida?-preguntó Laurien con fingida inocencia. Ángelo miró a Iris que temblaba de puro terror y le miraba suplicante.
Ángelo estaba entre la espada y la pared. Al no oír respuesta, Laurien hizo una señal al guardia y este colocó la daga sobre el cuallo de Iris, provocándole un incisura de la que pronto brotó un hilillo de sangre.
-¿Harás lo que te he pedido?-repitió la reina.
-¡De acuerdo! Lo intentaré-dijo el pintor. Pero al coger el pincel, el bello rostro de Laurien desapareció, y en su lugar apareció un monstruo. Temblando alzó la mano y comenzó a pintar. pero fue inútil, no podía más que pintar el alma de la reina, no su aspecto. Ángelo dejó caer el pincel de sus manos al terminar el boceto, y la reina aulló de ira y humillación al verlo.-Lo siento, no puedo hacer lo que me pedis-murmuró él. Pero laurien no le escuchó y gritó al guardia:
-¡Mátala!
-¡No por favor...!- exclamó Ángelo. pero ya era demasiado tarde. El guardia había hundido la daga en el corazón de un sorprendida Iris, que que se desplomaba ya sobre el suelo. Ángelo la recogió del suelo y la acunó en us brazós. Tenía los ojos llorosos.
-Lo siento, perdoname.-Le susurró con la vos rota. Iris sin embargo le sonrió con ternura. En sus ojos había miedo y dolor si, pero también amor y perdón. Intentó articular unas últimas palabras, pero la frase murió en sus labios, e Iris cerró los ojos para siempre.Ángelo cerró los párpados con fuerza, dejando que un par de lágrimas rodasen por sus mejillas minetras abrazaba el inmóvil cuerpo de su queridísima Iris.
Laurien comtemplaba impasible la escena.
-Nada de esto habría pasado si me hubieses obedecido desde un rpincipio. Era mi mejor costurera-comentó con indiferencia. Ángelo se levantó de golpe y se avalanzó contra ella. Pero antes de que pudiese alcanzar el cuarpo de la reina, el guardia le retuvo.-Encerradle-ordenó- Mañana volverás a intentarlo, y por tu bien, que esta vez salga como yo espero.


Ángelo fue llevado a una oscura y húmeda celda, donde se vio obligado a pasar la noche. Esta no estaba cerrada con llave, y podçía salir de ella cuando "quisiese", pero por mucho que lo inetara el pintor nunca podría salir del palacio. Todas y cada una de sus salidas estaban custodiadas por varios centinelas.
Se sentó en una esquina y lamentó con toda su alma la muerte de Iris. El simple hecho de recodar cómo era en verdad la joven le hacía daño. Tal vez, si no hubiese aceptado el cargo desde un principio, tal vez, solo tal vez esto no habría ocurrido. Pero ahora era demasiado tarde para lamentarse. Ángelo sabía perfectamente lo que ocurriría mañana. Y sabía que no podría hacer nada para evitarlo, sin embargo no pensaba dejar las cosas así.
En medio de la noche Ángelo se despertó, y sigiloso como una sombra y ágil como una gato salió de su celda y fue directo a los que habían sido sus aposentos. de allí tan solo cogió una cosa su pincel.
Evitó todas las miradas de los adormilados guardias. Pasó por delante de la habitación de la reina, apenas se paró unos minutos frente a ella.
-Pronto Laurien, muy pronto, tendrás tu retrato- prometió en voz baja.- Y será para siempre.
Por fin llegó a su destino, el salón con los cuadros de la reina. No se fijó en ninguno de ellos, fue directo a su objetivo, el espejo de la reina.. Y con su pincel trazó unos suaves y sutiles dibujos a lo largo de todo el marco, sin tocar la superficie reflectante. Cuando terminó contempló su apenas visible obra y tan rápido y silencioso como había llegado, volvió a su celda.

A la mañama siguente dos guardias fueron abuscarle. Lo encontraron donde la noche anterior lo habían dejado, en una esquina de la celda. Fue llevado ante la reina que le esperaba en la habitación dónde había realizado los otros dos cuadros.
-Puedes empezar-ordenó Laurien. Ángelo esbozó una siniestra sonrisa y comenzó su íltimo cuadro. Era como todos los anteriores, en él aparecía el mismo mostruo oscuro y siniestro, aunque esta vez parecía que la reina estaba mucho más horrible que en los anteriores. Ángélo se apartó satisfecho y dejó que Laurien obsevase su obra. La reina enloqueció de ira arranca la tela del caballete y la rompe. Acto seguido hace una señal alos guardias que se encontraban detrás de Ángelo, y uno de estos con un rápido movimineto desenvaina su espada y mata al pintor. Ángelo no deja de sonreír, lo que hace que la reina se enfade todavía más. Y con su último aliento, Ángelo pronuncia el nombre de la persona más bella que conoció y a la que más quiso.
Iris.

La reina salió de aquella habitación indignada y se fue al salón donde guardaba todos sus retratos. Entró y sacó de un bolsillo el retrato de Iris. Lo miró con rabia e intentó romperlo como había hecho con el suyo. Pero fue incapaz. Asi que con desdén, lo tiró al suelo. Avanzó majestuosa hacia el espejo y al alzar la mirada para verse reflejada en el profirió un grito lleno de terror y rabia. Ante ella se econtraba el reflejo de su alma. Tal y como Ángelo la dibujaba.

                                                      . . .

martes, 3 de abril de 2012

El pintor de almas (III)

Entonces, Ángelo apareció de detrás de unos arbustos. Lleavaba su su bata para pintar y lucía su característica sonrisa. Iris frunció el ceño y ladeó la cabeza al ver el caballate tras él.
-No irás a...
-Sí-cortó él, y antes de que ella retrocediese, la cogió del brazo y la atrajo hacia si, impidiéndole que escapase.-No, no, tú te quedas aquí, sin excusas.- Y la llevó hasta un cercano banco de granito. Mientras, Iris reía nerviosamente.
-Esta bien-dijo entre risitas,-¿cómo me pongo?
-Me da igual, no tiens por qué estar completamente quieta, tú solo mírame a los ojos.-Dijo Ángelo cogiendo su pincel, y se aproximó al caballete. Alzó la mirada, miró a Iris, esta vez con el pincel, Y se quedó sin aliento. Ante él se alzaba la criatura más bella que había visto, y seguramente la más hermosa del mundo. Era pura y luminiosa. Transmitía una agradable sensación de paz y cariño. Resplandecía con un suave halo de dulzura su alrededor. Era tan preciosa, podría haberse quedado el resto de su vida contemplándola. Así que así era Iris, se había imaginado cómo sería su alma, tenía una cierta idea de cómo podría ser, pero aquella idea no se aproximaba ni de lejos a la realidad.
-¿Pasa algo?-preguntó ella. Ángelo negó con la cabeza volviendo a la Tierra. Alzó el pincel y lo deslizó sobre el lienzo.

Tardó solo unpa r de días en terminarlo. No solo poruqe era mucho más pequeño, sino porque Ángelo trabajaba con más ganas y ahínco. Cundo lo hubo terminado se lo mostró a Iris.
-Pero...pero,... yo no... yo no soy así. Yo no soy tan...guapa-dijo rozando la obra con la punta de los dedos.
-Lo ers, mucho más, créeme cuando te digo que lo que he pintado no es ni la mitad de lo que ers en realidad. Dentro de ti hay mucho más de lo que conoces.-Dijo él. Ella alzó la cabeza y le miró a los ojos, y le sonrió de aquella manera que a Ángelo tanto le gustaba. Sus ojos brillaban y transmitían tantas cosas y tan hermosas que a Ángelo esta vez no le hizo falta el pincel para dislumbrar el verdadero aspecto de la joven. Alzó una mano y le acarició con suavidad la mejilla. Iris cerró los ojos para disfrutar de la sensación.

Acordaron que, por precaución, Ángelo se quedaríapor el momento el cuadro, para evitar que Laurien lo descubriese. Pero sus buenas intenciones e ideas no podrían evitar lo que se avecinaba. Ingenuos. Pobres, inocentes, si no se tratase de Laurien , si no fuera por tantas cosas...

Todo se descadenó una tarde de primavera durante el descanso de Ángelo, que supuestamente, llevaba tres semanas trabajando en el retrato de Laurien, mientras estaba sentado en su taburete observando el retrato de Iris con el de la reina detrás suya, cubierto por una corina blanca. Laurien volvió a la sala antes de lo previtó y descubrió a Ángelo con el cuadro de Iris en las manos.
-¡¿Qué es esto?!-exigió saber, arrebatando la puntura de las manos del pintor. Al verlo de cerca enfureció enseguida. Ángelo se levantó y retrocedió intmidaso por la abrasadora mirada de la reina, temeroso de su ira.-¡¿Cómo?!-Laurien avanzó hasta lo que debía ser su retrato y lo descubrió. Se quedó quieta unos segundos observando el lienzó, antes de tomar aire y explotar como un volcán. El cuadro, como era de suponer, aún no estaba terminado, pero lo que se veía era oscuro y siniestro, horrible. Sguía siendo como el retrato de un mostruo. Cundo la reina se recompuso dijo:
-No quieres obedecerme por als buenas, pues será por las malas.-Acto seguido gritó:- ¡¡Traedme a Iris!! ¡¡Y un nuevo lienzo!! ¡¡Ahora!!
-¿Qué? ¡No! Dejadla a ella, no tien nada que ver con esto- protestó Ángelo enseguida.
-Si  loq ue necesitas es inspiración, la tendrás- continuó como si no hubiese escuchado. Enseguida el cuadro sin terminar fue sustituido por un nuvo y blanco liezo e Iris apareció en al habitación escoltada por un hormbre de cuero negro, que seguramente fuese un guardia. Iris y Ángelo intercambiaron una mirada llena de incertidumbre y miedo.