Tras tu partida todo se veía más gris. Nos sabes cuanto te echaba de menos. El sol apenas brillaba, el canto de los pájaros era melancólico y triste. Me encerré en mi mundo del que pocas veces salía, y me limité a esperarte. Esperé tu regreso durante doce meses. Doce interminables meses en los que permanecía mirando al horizonte, ya hiciese sol o lloviese, esperando ver tu silueta acercarse.
Cuando me cansé de esperar y por fin comprendí que ya no volverías a por mi, la tristeza y el dolor me invadieron, después la ira y el enfado se apoderaron de mí, más tarde llegó la resignación y por último, las ganas de recuperar el tiempo perdido.
Cuando me cansé de esperar y por fin comprendí que ya no volverías a por mi, la tristeza y el dolor me invadieron, después la ira y el enfado se apoderaron de mí, más tarde llegó la resignación y por último, las ganas de recuperar el tiempo perdido.