Bienvenidos a este pequeño rincón de imaginación, magia y una pizca de locura. Para quienes se pregunten quién soy, soy una enamorada de la vida y la lectura, con mil sueños y delirios de escritora. ¿Qué vais a encontrar aquí? Todo lo que te puedes encontrar, precisamente, entre las páginas de un libro: historias, fotos, dibujos, recuerdos, reflexiones, susurros de otros tiempos, un poco de poesía, alguna sátira,… y, escondida entre las letras, un poco magia.

Así que no os quedéis en la portada, pasad y disfrutad de vuestro viaje por este mundo Entre las páginas de un libro.


lunes, 14 de febrero de 2022

La misma piedra de siempre

De nuevo estoy en el punto de no retorno, saludando a la piedra con la que voy a tropezar. Ya lo estoy viendo. Pero no me doy media vuelta. Me quedo ahí, en mitad de esta senda, sonriéndole a la piedra. Y ella permanece en su sitio, con tranquila suficiencia, casi provocándome para que dé un paso más en su dirección, para que continúe por esta senda medio desdibujada, cada vez más tortuosa. 

Miro por un momento a mi espalda. Aún puedo ver el camino por el que venía y del cual me he desviado. Aún puedo volver, aún estoy a tiempo de aprovechar el momento y retroceder. Pero algo me llama. La probabilidad, de una entre un millón, de no resbalar y acabar magullada, llena de raspones y con algo roto, junto con la promesa de una divertida y trepidante caminata antes de la caída. Y, una vez más, permanezco inmóvil, viendo pasar el momento que podría salvarme mientras le saludo como una tonta mientras pasa. 

Sé que me voy a caer de bruces, lo estoy viendo. No dejo de repetirme que es mejor dejarlo ahora que aún estoy a tiempo, ahora que aún conservo el suficiente juicio como para abandonar y seguir por otro camino. Pero por otra parte, oigo una vocecita que susurra entre maliciosa y caprichosa "podría ser divertido". 

Suspiro. Sé que me arrepentiré. Ya lo estoy viendo. Suspiro, porque por mucho que digan que quien no arriesga no gana, yo siempre llevo las de perder hasta el punto de que ya conozco todos lo ángulos de la dichosa piedra que siempre me hace resbalar y caer ladera abajo cada vez que no retrocedo y decido apostar.

Soy una insensata. Lo sé. Entre otras cosas porque me quiero convencer de que esta vez si podré dar unos pasitos más por esta senda antes de dar media vuelta y volver intacta. Ilusa de mí, que quiero demostrar que esta vez no solo esquivaré la piedra, sino que la saltaré y podré disfrutar del la senda sana y salva antes de decidir volver. 

Suspiro, está vez con una risa contenida mientras me remango y me recojo el pelo. Que al menos no se me enrede el pelo más de la cuenta. Y con despreocupación, doy un paso firme al frente, hacia la misma piedra de siempre.


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