Bienvenidos a este pequeño rincón de imaginación, magia y una pizca de locura. Para quienes se pregunten quién soy, soy una enamorada de la vida y la lectura, con mil sueños y delirios de escritora. ¿Qué vais a encontrar aquí? Todo lo que te puedes encontrar, precisamente, entre las páginas de un libro: historias, fotos, dibujos, recuerdos, reflexiones, susurros de otros tiempos, un poco de poesía, alguna sátira,… y, escondida entre las letras, un poco magia.

Así que no os quedéis en la portada, pasad y disfrutad de vuestro viaje por este mundo Entre las páginas de un libro.


domingo, 5 de marzo de 2023

Última página de un capítulo

Un capítulo en el que se gestó el cambio. Un capítulo lleno de rincones, esquinas, valles y montañas. Un capítulo de sonrisas y lágrimas.
Un capítulo que aún no quiero dejar atrás pero el tiempo me empuja sin más, sin pausa no dilación me obliga a escribir el último renglón. 

martes, 22 de febrero de 2022

22-02-2022

22 de febrero de 2022.
Hay días que no tienen nada de especial, ¿verdad? Hay días que se pierden en la rutina, como la lluvia en el mar, sin pena ni gloria pasan sin más. Hay días que solo tienen de especial la fecha. Es en esos días en los que caigo en la cuenta de que ningún día es igual, que ninguno de los que pasan sin ser recordado volverá, como tampoco vuelven los días en los que daríamos cualquier cosa por parar el tiempo. 

A veces es difícil ver el lado bonito de los días rutinario, ya no digamos de los días difíciles. Tampoco podemos pretender que todos los días sean fantásticos, porque no lo son, ni lo serán, y eso tampoco es malo. Necesitamos esos días grises para apreciar la claridad de los días soleados. Pero no es eso en lo que me quiero enfocar hoy. 

Cada uno de nosotros tiene un tiempo limitado en esta vida, por suerte, no sabemos cuánto es. El problema es que muchas veces olvidamos ese dato, y nos olvidamos de que cada día que pasa es único y que nunca más volverá. No nos damos cuenta del paso del tiempo hasta que la vida nos lo recuerda. A veces de golpe y porrazo, cuando se cansa de vernos perder el tiempo, otras con un toque más sutil y delicado como una fecha, una coincidencia. 

22 de febrero de 2022.  22/02/2022. 
Una curiosa casualidad del tiempo que no volveré a ver nunca más en toda mi existencia. Y eso es algo que me ha arrancado de mi rutina por un momento.
Si, mi vida seguirá su curso y seguiré teniendo días, buenos, malos y días sin pena ni gloria, pero cada día que pasa es uno que no volverá. Esto no va a hacer que todos mis problemas se solventen milagrosamente y que a partir de mañana siempre salte de la cama dispuesta a comerme el mundo. Pero me sirve para mantener un ojo en el calendario y no olvidarme de que todo pasa, para bien y para mal, y de que cada día a su manera, es especial y único aunque en ese momento yo no pueda verlo. Así cuando tenga los ojos despejados podré saborear los detalles del día a día y no lamentarme por un tiempo que ya pasó y que ni siquiera recuerdo. Porque quiero vivir cada día, apreciando su sabor, porque aunque no siempre lo note, está ahí, y la única manera de notarlo es entrenando el paladar, no perdiéndose en la rutina y perdiendo la cuenta de los días que pasan.

Cada día tiene su tesoro, aunque no siempre lo encontramos. No todos los días son grandes sorpresas, a veces son pequeños y sutiles detalles. Sea como sea no quiero perdermelos, por ellos agudizaré mi vista y entregaré mi paladar.

Tenemos 24 horas para encontrar el tesoro diario. Preparados, listos... ¡YA!

lunes, 14 de febrero de 2022

La misma piedra de siempre

De nuevo estoy en el punto de no retorno, saludando a la piedra con la que voy a tropezar. Ya lo estoy viendo. Pero no me doy media vuelta. Me quedo ahí, en mitad de esta senda, sonriéndole a la piedra. Y ella permanece en su sitio, con tranquila suficiencia, casi provocándome para que dé un paso más en su dirección, para que continúe por esta senda medio desdibujada, cada vez más tortuosa. 

Miro por un momento a mi espalda. Aún puedo ver el camino por el que venía y del cual me he desviado. Aún puedo volver, aún estoy a tiempo de aprovechar el momento y retroceder. Pero algo me llama. La probabilidad, de una entre un millón, de no resbalar y acabar magullada, llena de raspones y con algo roto, junto con la promesa de una divertida y trepidante caminata antes de la caída. Y, una vez más, permanezco inmóvil, viendo pasar el momento que podría salvarme mientras le saludo como una tonta mientras pasa. 

Sé que me voy a caer de bruces, lo estoy viendo. No dejo de repetirme que es mejor dejarlo ahora que aún estoy a tiempo, ahora que aún conservo el suficiente juicio como para abandonar y seguir por otro camino. Pero por otra parte, oigo una vocecita que susurra entre maliciosa y caprichosa "podría ser divertido". 

Suspiro. Sé que me arrepentiré. Ya lo estoy viendo. Suspiro, porque por mucho que digan que quien no arriesga no gana, yo siempre llevo las de perder hasta el punto de que ya conozco todos lo ángulos de la dichosa piedra que siempre me hace resbalar y caer ladera abajo cada vez que no retrocedo y decido apostar.

Soy una insensata. Lo sé. Entre otras cosas porque me quiero convencer de que esta vez si podré dar unos pasitos más por esta senda antes de dar media vuelta y volver intacta. Ilusa de mí, que quiero demostrar que esta vez no solo esquivaré la piedra, sino que la saltaré y podré disfrutar del la senda sana y salva antes de decidir volver. 

Suspiro, está vez con una risa contenida mientras me remango y me recojo el pelo. Que al menos no se me enrede el pelo más de la cuenta. Y con despreocupación, doy un paso firme al frente, hacia la misma piedra de siempre.


lunes, 21 de junio de 2021

Ira

 7 de junio

El eco de los recuerdos resuena en cada maldita esquina y la sombre de los que fue persigue cada hálito de luz que consigo crear hasta quedarme en la oscuridad. Preguntándome cómo demonios, sabiendo qué iba a pasar, no supe reaccionar en consecuencia, ¿cómo volví a ser tan ingenua de creer en algo más que en mi misma? ¿Cómo pude caer de nuevo en la misma mentira?


¿Y sabes qué? ¿Sabes qué es lo peor? Que aquí, entre la oscuridad y el dolor que cada día me atosigan, está creciendo algo nuevo. Un nuevo sentimiento mucho más fuerte y peligroso que la tristeza que hasta hoy me envuelve. Algo empieza a arder en esta oscuridad y no es cálido ni suave, y cada vez me es más complicado mantenerlo a raya. Va creciendo poco a poco, alimentándose de mis lágrimas, ganando terreno, sin pausa, sin piedad, sin consideración.


Y va a por ti.


Corre.


Corre, porque yo ya no puedo detenerlo y... sinceramente, creo que tampoco tengo claro que quiera pararlo.


Corre, porque no tendrá piedad.



Corre, porque una vez te alcance no parará hasta que no experimentes el frío y el dolor que habita este pozo.



Más vale que corras porque no parará hasta que, con lágrimas en los ojos, pidas clemencia y sientas la desesperación al saber que nada ni nadie te escucha. 




Huye, porque no parará hasta que desees con toda tu alma que ese sufrimiento acabe y este no cesará hasta que comprendas cómo me he sentido yo... por ti. Por tu causa.




Sé que prometí calma y no tormenta, pero ya he sido bastante buena. He querido evitarlo, créeme, pero ya no me quedan más fuerzas para defenderte. Así que, corre. 

Te está buscando y yo le voy a dejar pasar aunque ello me consuma en el proceso.


Como tú, nunca quise que pasara de esta manera, pero a veces las buenas intenciones nos explotan en la cara causando más daños de los que pretendíamos evitar.


Así que, corre.



¡CORRE!







domingo, 14 de marzo de 2021

14 de marzo

Querida A:

Recuerdo ver las noticias el sábado 14 de marzo de 2020. Recuerdo el fastidio de tener que cancelar mis planes del lunes, esos que con tantas ganas esperaba. No tenía ni la más remota idea de lo que se venía encima. Recuerdo que nos dijeron que solo serían quince días... y luego otros quince, y otros quince...

Ya han pasado 365 días  desde que cambiaron nuestras vidas tal y como las conocíamos. Parece mentira que haya pasado ya tanto tiempo y a la vez tan poco, han pasado tantas cosas en este año que hoy se cumple... Y aún no ha terminado esta loca aventura en la que nos embarcado sin querer. Es curioso como algo tan minúsculo, ha podido cambiar el curso y ritmo de la historia. No dejo de pensarlo ni de sorprenderme.

No sé si cuando oficialmente esto se haya calmado lo suficiente (porque no creo que llegue a desaparecer completo) las cosas volverán a ser como antes, o apreciaremos cambios (positivos, espero) en nuestra forma de vivir y actuar. Dicen que ante experiencias como esta las personas cambias y lo mejor y lo peor de cada uno sale a flote. También dicen que de esta saldremos cambiados, mejores, más fuertes. No sé si eso será cierto, pero ojalá y el mundo me sorprenda y me haga sonreír satisfecha y orgullosa de él.

Hemos pasado un año de pandemia, de largos confinamientos y restricciones y todo el mundo se ha tenido que adaptar a ello y todos han podido apreciar lo que tenían y daban por sentado y lo que han perdido. Todos, menos los que como yo hemos tenido que estudiar durante todos estos meses de forma intensiva y exclusiva. Para mi es como si el confinamiento domiciliario no se hubiese levantado aún, ya que no tengo tiempo para salir a la calle, ni siquiera a pasear. Sin embargo no he tenido la suerte o la desgracia de preguntarme qué hacer con tanto tiempo libre. Mi único objetivo era estudiar y estudiar. No he hecho otra cosa. Y aunque mi tarea no ha estado ausente de momentos duros, de angustia y ansiedad, me es desconocida todas las experiencias que la gente cuenta sobre estar confinados en su casa. Definitivamente no he vivido la pandemia como la mayoría. No sé si eso ha sido una suerte o una desgracia, o si simplemente ha sido una forma diferente de pasar un duro y amargo trago.

No he vivido la pandemia como la mayoría, pero he sentido el cansancio y la impotencia por la situación. Por absurdo e iluso que suene, lamenté no poder estar en primera línea de batalla ayudando a luchar por todos los afectados. Y por supuesto también lamenté enormemente no poder disfrutar de vuestra compañía durante las vacaciones. También recuerdo el miedo a que el virus llegase a vuestra casa y no hacía más que repetirles que tenían que mantener la distancia con vosotros por mucho que nos costase. Imagino que para vosotros no debió ser nada fácil tampoco.

No sé si te acordarás de todos esto, o cuánto durarán estos recuerdos en tu mente los próximos meses y espero que años.  Ojalá y las cosas acaben como nos gustaría. Ojalá y me veáis en la primera línea de batalla. Ojalá y yo os lo pueda contar personalmente sin riesgo ni miedo a contagiaros. Ojalá podamos recordar juntos durante años estos extraños meses vividos y los que aún nos quedan por delante. Ojalá y podamos ver las positivas diferencias en el mundo, como esas de las que tantas veces he hablado con F. Pero sobretodo ojalá y tu salón vuelva a llenarse en ese día tan especial y podamos estar todos juntos de nuevo.

Un enorme abrazo de todo corazón.

I.


sábado, 6 de marzo de 2021

Imperfecto

 A veces las cosas no son como nos gustaría. A veces planeamos miles de cosas y nos hacemos increíbles ilusiones sobre cómo queremos que pasen las cosas. Pensamos en cada detalle para que todo sea perfecto. Y aún sabiendo que la perfección no existe nos sorprendemos y nos dolemos cuando las cosas no salen como soñamos. El problema viene cuando las expectativas no nos dejan apreciar igual los momentos. Y es que nos olvidamos de que el hecho de que algo no sea perfecto no implica que no sea y bueno. 

Tenemos que aprender a valorar las cosas sin compararlo con la inalcanzable perfección de nuestras ilusiones. Disfrutar de las pequeñas e imperfectas cosas de un día especial y también de un día normal.

Felices imperfecciones ;)